Este año me he entretenido con la traducción de algunos textos de latín vulgar. Es un trabajo precioso, con el pulir mucha habilidades de traducción, de escritura y de lógica. Siempre hay que aprender, siempre hay que ponerse a prueba. Y siempre hay que divertirse.
Aquí unos fragmentos, de muestra.
EGERIA
ITINERARIUM PEREGRINATIO
PARS PRIMA
Interea ambulantes pervenimus ad quendam locum, ubi se tamen montes illi, inter quos ibamus, aperiebant et faciebant vallem infinitam, ingens, planissima et valde pulchram, et trans vallem apparebat mons sanctus Dei Sina. Hic autem locus, ubi se montes aperiebant, iunctus est cum eo loco, quo sunt memoriae concupiscentiae. 2. In eo ergo loco cum venitur, ut tamen commonuerunt deductores sancti illi, qui nobiscum erant, dicentes: «consuetudo est, ut fiat hic oratio ab his, qui veniunt, quando de eo loco primitus videtur mons Dei»: sicut et nos fecimus. Habebat autem de eo loco ad montem Dei forsitan quattuor milia totum per valle illa, quam dixi ingens.
II. 1. Vallis autem ipsa ingens est valde, iacens subter latus montis Dei, quae habet forsitan, quantum potuimus videntes aestimare aut ipsi dicebant, in longo milia passos forsitan sedecim, in lato autem quattuor milia esse appellabant. Ipsam ergo vallem nos traversare habebamus, ut possimus montem ingredi.
2. Haec est autem vallis ingens et planissima, in qua filii Israhel commorati sunt his diebus, quod sanctus Moyses ascendit in montem Domini et fuit ibi quadraginta diebus et quadraginta noctibus. Haec est autem vallis, in qua factus est vitulus, qui locus usque in hodie ostenditur; nam lapis grandis ibi fixus stat in ipso loco. Haec ergo vallis ipsa est, in cuius capite ille locus est, ubi sanctus Moyses, cum pasceret pecora soceri sui, iterum locutus est ei Deus de rubo in igne.
TRADUCCIÓN
Entretanto, caminando, llegamos a un lugar donde los montes aquellos entre los que caminábamos se abrían y formaban un valle infinito, inmenso, muy llano y muy bonito, y al otro lado del valle apareció el Sinaí, el monte santo de Dios. Pero este lugar en el que se abrían las montañas está unido a aquel donde están los sepulcros de la concupiscencia[1]. Cuando se llega, pues, a aquel lugar, como recordaron aquellos santos guías que estaban con nosotros: “Es costumbre que se haga oración aquí por parte de los que vienen, cuando ven por primera vez desde este lugar el monte de Dios”. Pero desde aquel lugar hasta el monte de Dios, había quizá cuatro millas en total a través del valle aquel que, como he dicho, era enorme.
II. 1. El valle aquel es enorme, descansa bajo la ladera del monte de Dios y puede tener, por lo que pudimos calcular los que lo vimos o dijeron ellos, unos dieciséis mil pasos a lo largo y sin embargo cuatro mil de ancho. Así pues, tuvimos que atravesar el valle para poder llegar al monte. Ese es el valle enorme y llanísimo en el que los hijos de Israel se han parado en estos días, porque el santo Moisés subió al monte de Dios y estuvo allí cuarenta días y cuarenta noches.
2. Además, este es el valle en el que se hizo el becerro de oro y el lugar se muestra hasta el día de hoy, pues allí, en el lugar exacto donde sucedió, se alza una enorme piedra. El valle es también el mismo donde se encuentra el lugar en el que Dios habló por segunda vez a Moisés desde la zarza ardiente, mientras apacentaba los rebaños de su suegro.
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AULULARIA DE PLAUTO
ARGVMENTVM II
Aulam repertam auri plenam Euclio
Vi summa servat, miseris adfectus modis.
Lyconides istius vitiat filiam.
Volt hanc Megadorus indotatam ducere,
Lubensque ut faciat dat coquos cum obsonio.
Auro formidat Euclio, abstrudit foris.
Re omni inspecta compressoris servolus
Id surpit. illic Euclioni rem refert.
Ab eo donatur auro, uxore et filio.
PROLOGVS
LAR FAMILIARIS
Ne quis miretur qui sim, paucis eloquar.
ego Lar sum familiaris ex hac familia
unde exeuntem me aspexistis. hanc domum
iam multos annos est cum possideo et colo
patri avoque iam huius qui nunc hic
habet. 5
sed mi avos huius obsecrans concredidit
thensaurum auri clam omnis: in medio foco
defodit, venerans me ut id servarem sibi.
is quoniam moritur—ita avido ingenio fuit—
numquam indicare id filio voluit
suo, 10
inopemque optavit potius eum relinquere,
quam eum thensaurum commonstraret filio;
agri reliquit ei non magnum modum,
quo cum labore magno et misere viveret.
ubi is obiit mortem qui mihi id aurum
credidit, 15
coepi observare, ecqui maiorem filius
mihi honorem haberet quam eius habuisset pater.
atque ille vero minus minusque impendio
curare minusque me impertire honoribus.
item a me contra factum est, nam item obiit diem. 20
TRADUCCIÓN
Tras haber encontrado una olla llena de oro, Euclión,
consumido por la preocupación, la guarda con todo su empeño.
Licónides viola a la hija de este hombre.
Megadorus quiere casarse con esta sin dote
y de buena gana ofrece cocineros con comida para conseguirlo.
Euclión está atemorizado por el oro y lo esconde fuera de casa.
Habiendo observado todo este asunto, un esclavo del violador
lo roba. Aquel (Licónides) refiere el asunto a Euclión.
De él recibe oro, mujer e hijo.
PRÓLOGO
LAR DE FAMILIA
Para que a nadie extrañe quién soy, lo explicaré brevemente. Soy el (dios) Lar de familia del hogar del que me habéis visto saliendo (que me habéis visto abandonar). Hace ya muchos años que poseo esta casa y cuido del padre y del abuelo de este que ahora ahí está. Pero el abuelo de este me confió entre súplicas un tesoro de oro a escondidas de todo el mundo. Y lo enterró en el hogar del centro, rogándome (con oraciones) que lo guardara. Cuando murió, era de carácter tan codicioso, que no consintió en informar de este asunto a su hijo y prefirió dejarlo pobre que mostrarle el tesoro.
Le dejó un trozo de tierra no muy grande en el que viviera con gran trabajo y de forma miserable. Cuando halló la muerte aquel que me confió el oro, comencé a observar si acaso el hijo me tenía mayor estima que la que me había tenido su padre. Sin embargo, aquel en verdad cada vez era menos cuidadoso y me prestaba menos honores. Yo hice lo propio hacia él, y así pues murió un día.
[1] adopto la traducción propuesta por Vicente Adelantado en https://letralia.com/articulos-y-reportajes/2016/01/19/itinerarium :
“los sepulcros de la concupiscencia albergan los restos de aquellos israelitas que, camino de la Tierra prometida, hartos de maná, demandaron las cebollas de Egipto. Yavé, por mediación de Moisés, les mandó codornices, pero en tal abundancia que muchos tenían media en la boca cuando la arrojaban para coger otra. Yavé se encolerizó por esa concupiscencia y castigó con la muerte a muchos de aquellos glotones”.
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